domingo, 15 de mayo de 2016

Aprender a comunicar(se) en las aulas


El aula ya no es solo el escenario físico del aprendizaje escolar, sino también es escenario comunicativo donde se habla y se escucha, donde se lee y se escribe, donde unos se divierten y otros se aburren. en donde el curriculum no es solo contenidos debidamente seleccionados sino que también es un contexto de comunicación.
























    


Competencia comunicativa y educación


El objetivo esencial de la educación lingüística en la enseñanza, es la mejora del uso de esa herramienta de comunicación y de representación que es "el lenguaje"; de ahí la conveniencia de que la educación lingüística se oriente al dominio expresivo y comprensivo de los usos verbales y no verbales de la comunicación humana, y por tanto a favorecer desde el aula el aprendizaje de las destrezas como son el habla, escuchar, leer, entender y escribir. Se debe concebir la educación como un aprendizaje de la comunicación, en donde se exige entender al aula como un escenario comunicativo.
La competencia comunicativa es entendida, desde la antigua retórica hasta las actuales indagaciones sociolingüisticas  y pragmáticas, como la capacidad cultural de las personas para expresar y comprender enunciados  adecuados a intenciones diversas en las diferentes situaciones y contextos de la comunicación humana.



















                                                         



   Hablar en clase



Los actos de habla constituyen un aspecto esencial de la conducta humana y una consecuencia de la identidad sociocultural de las personas, cuando hablamos intentamos hacer algo, el destinatario interpreta (o no) esa intención y sobre ella elabora una respuesta, ya sea lingüística o no lingüística.





Leer, entender y escribir




Enseñar a leer, a entender y a escribir es hoy, como ayer, uno de los objetivos esenciales de la educación obligatoria. 

La escuela no solo favorece el aprendizaje escolar de los contenidos educativos de las diversas áreas del curriculum; al leer y al escribir (y al hablar y escuchar) los niños y las niñas aprenden también a usar el lenguaje en su calidad (y en su cualidad) de herramienta de comunicación entre las personas y entre las culturas, de igual manera, al aprender a usar el lenguaje aprenden a orientar el pensamiento, a regular la conducta personal y ajena, y a dominar las habilidades expresivas y comprensivas que hacen posible el intercambio comunicativo con los demás y con el mundo. De ahí la radical diversidad de las formas del decir o del discurso escrito y de ahí también los diferentes usos sociales de la lectura y de la escritura en nuestras sociedades, desde la lectura de los textos escritos más habituales en la vida de las personas (noticias, crónicas, catálogos, etc.) hasta el disfrute del placer de la lectura literaria, desde el uso práctico de la escritura (avisos, cartas, contratos, instancias), hasta los usos más formales (informes, ensayos, esquemas) o artísticos de los textos escritos (escritura de intención literaria, etc). 

El aprendizaje de la lectura y de la escritura aparece así como una tarea educativa que a todos y a todas afecta.






Conocimientos y destrezas en lectura



Se  hace necesario conocer el grado de competencia lectora de quienes acuden a las aulas y se toma en cuenta la evaluación de sus conocimientos y destrezas en las diversas áreas instrumentales. Una de estas evaluaciones es el proyecto "PISA" el cual constituye un intento de evaluar el rendimiento escolar de los estudiantes de 15 años en las áreas de lectura, matemáticas y ciencias. Al final de la evaluación, la prueba "PISA" nos da algunos informes, los cuales son:


  • Una minoría significativa de jóvenes de 15 años muestra una actitud negativa ante el aprendizaje escolar.

  • Los estudiantes con entornos familiares favorables tienden a obtener mejores resultados académicos.
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  • Aunque el origen sociocultural del alumnado influye en su éxito o en su fracaso escolar, también es cierto que las desventajas académicas de quienes por su origen social desfavorecido parecen haber nacido para perder en el sistema educativo varían de un país a otro —y de una escuela a otra— según las estrategias escolares y las políticas educativas que en unos u otros casos se desarrollen.

  • Un clima escolar agradable, unas programaciones educativas adecuadas a las características personales y socioculturales del alumnado y unos recursos didácticos apropiados influyen favorablemente en el aprendizaje escolar y en el rendimiento académico.

  • Quienes leen habitualmente fuera del ámbito escolar suelen ser mejores lectores, aunque no está claro si su mayor competencia lectora es una consecuencia de ese hábito lector o de su pertenencia a un determinado entorno familiar y socio-cultural.

  • En igualdad de condiciones educativas y culturales, las alumnas suelen ser más competentes en lectura que los alumnos.




Los resultados sobre dichas pruebas nos permiten ver que las cosas no están tan mal; sin embargo, hay dificultades en la alfabetización lectora que afectan tanto al rendimiento escolar de un sector significativo del alumnado como a su capacidad para disfrutar del ocio lector y a su consciencia sobre la importancia de la lectura como herramienta de acceso al conocimiento del mundo.



















 


Evaluar la lectura



En educación no basta con saber qué es la lectura, qué significa leer y cuáles son las habilidades, las estrategias y los conocimientos implicados en la comprensión de los textos. Pues en el contexto escolar nos damos cuenta que hay dificultades al leer y es necesario identificar esos problemas para poder darles una solución pedagógica, de esta manera, es necesario tomar en cuenta los siguientes aspectos:

  1. Sus ideas y actitudes previas sobre lo que es importante leer; su conocimiento del léxico general y específico de cada tipo de texto.
  2. Las estrategias que utiliza para evitar y corregir errores de lectura.
  3. Sus conocimientos y presuposiciones previos sobre el contenido de la lectura.
  4. Su actividad inferencial al leer en función de los aspectos sintácticos y semánticos del texto (referencia textual, temporalidad, conectores, referente temático, contexto textual y extratextual).
  5. Las estrategias que utiliza para identificar la intención del autor del texto, así como para distinguir entre ideas principales y secundarias.
  6. Su capacidad para identificar el tipo de texto del que se trata, su estructura interna y su contexto de emisión y recepción.
  7. Su habilidad a la hora de distinguir información y opinión, datos e ideas, hechos y argumentos.
  8. Su capacidad para seleccionar en el texto la información relevante y la información complementaria.

Es importante la comprensión lectora, pues como se ha visto en este texto; la adecuada comprensión de los textos escritos favorece el aprendizaje escolar de los contenidos de las distintas áreas y materias del currículo.






                         










Medios de comunicación de masas, hipertextos y alfabetización crítica



En su largo itinerario de aprendizajes durante la infancia y la adolescencia los alumnos y las alumnas adquieren en las escuelas y en los institutos una serie de conocimientos, habilidades y actitudes acerca del entorno físico, cultural y social en el que viven. Sin embargo, en las sociedades actuales, sus ideas sobre el mundo y sobre las personas no sólo dependen de los saberes adquiridos en los escenarios del aprendizaje escolar o en el seno de la familia. Cada vez más de sus ideas sobre el mundo y sobre las personas tienen su origen en los mensajes de industrias de la conciencia como la televisión y la publicidad o en los contenidos que circulan por las autopistas electrónicas de la información.

El aula sin muros de la ventana electrónica del televisor y de las páginas de Internet constituye en nuestros días el ojo mágico con el que observamos el mundo, mientras que en el mundo de la educación aún persiste (aunque afortunadamente cada vez en menor medida) esa absurda idea de que el saber escolar debe permanecer ajeno a tales fenómenos comunicativos y, en un afán inútil de ponerle puertas al campo, se empeña en convertir las clases en aulas con muros donde nada de lo que se dice y de lo que se hace fuera de la escuela entre dentro y sea objeto de estudio y de reflexión. Por el contrario, conviene analizar en las aulas cuál es el papel que desempeñan los mensajes de la comunicación de masas y el espejismo de Internet en la construcción de la identidad sociocultural de las personas, es necesario saber cómo contribuyen sus astucias comunicativas a hacer mundos y cuáles son los usos éticos y estéticos de unos textos que han sido elaborados con el fin de provocar determinados efectos en las personas.

Aunque los tiempos actuales inviten a instalarse en la aldea digital, seguimos habitando en la Galaxia Guttemberg y por tanto sigue siendo necesario crear y transformar el aula en un escenario comunicativo implicado en la tarea de leer, entender y escribir a través de continuos actos de lectura y escritura.






 Un leve aire emancipatorio



Cualquier aprendizaje es el resultado de la comprensión y de la interpretación. Sabemos que las personas aprendemos en interacción con otras personas, con los objetos, con los textos, con el entorno físico y social, y que en esa conversación vamos construyendo no sólo algunos aprendizajes sino también las teorías del mundo que dan sentido a nuestra existencia.

Conviene tener en cuenta que el alumno aprende en interacción con el objeto de conocimiento y relacionándose con otros sujetos alfabetizados en situaciones donde leer y escribir tiene sentido.

Por ello es esencial, ayudar a los alumnos a leer, a entender y a escribir textos con sentido, no sólo con sentido en sí mismos, sino también con significado en sus vidas, textos que les diviertan, les emocionen, les incomoden, les ayuden a expresarse y a entenderse, les descubran realidades ocultas o les ayuden.
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